La Primera Animación

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¿Por qué se celebra el Día Mundial de la Animación?

Autor:Gustavo Reyes
Instagram: @gustrazo_reyes

La Journée Mondiale 

El día internacional de la animación se celebra el 28 de octubre. La fecha fue propuesta por la ASIFA (Association Internationale du Film d’Animation) y por supuesto conmemora un francés: Charles-Émile Reynaud, quien inventó el praxinoscopio – un aparato que permitía pasar imágenes en una tira, tan rápido que uno podría entenderlas como dibujos animados, quizás escriba un artículo acerca del praxinoscopio en un futuro – y presentó su obra Pauvre Pierrot! Frente una audiencia, el 28 de octubre de 1892. 

Praxinoscopio

Sin embargo, hay quien dice que el  Pauvre Pierrot! de Reynaud, no puede ser considerada como la primera animación como la conocemos, porque no fue proyectada en el mismo proyector que las películas de su tiempo, sino que requería de un aparato extra a ser instalado, y ya existían muchos objetos como tal, previos al praxinoscopio – como el zoótropo y el nickelodeon – y de hecho, para hablar de todos los aparatos que existían desde antes del cine, que podrían ser considerados animación, requeriríamos una decena de libros. Según expertos, para que una obra sea llamada una animación – como la entendemos actualmente – tendríamos que tomar en cuenta que se reprodujeran como cualquier película, por medio del cine. 

Fases y caras 

Muchos historiadores de la animación – sí, hay historiadores de la animación – dicen que la primera animación es Humorous Phases of Silly Faces,  1906, de James Stuart Blackton. Es considerada como tal, porque fue la primera obra que fue grabada con las técnicas del cine en ese entonces, en otras palabras, podía ser reproducida en cualquier cine. Blackton muestra a un personaje que dibuja caras en un pizarrón, y estas caras comienzan a moverse por sí mismas. Valoro su importancia y aprecio su existencia, pero no la recomendaría. Ahora, es también un comentario que se hace entre animadores y comentadores de historia, que la primera animación fue Humorous Phases of Silly Faces, pero la primera buena animación fue Little Nemo, creada por el genial – y me quito el sombrero – Winsor McCay, en 1911. 

Little Nemo

Little Nemo era una tira cómica, de la autoría de  McCay y publicada en el New York Herald, entre 1905 y 1911.  El señor Winsor McCay se emocionó tanto con las posibilidades de esta nueva técnica cinematográfica (la animación) que tomó a sus personajes para animarlos. Es impresionante el hecho de que este señor haya creado esa animación y que lo haya hecho solo. Vale mucho la pena darse una vuelta en Internet para encontrarla, es una clase de cómo hacer perspectiva, dibujar personajes en modelo, cómo manipular colores… bueno, podría seguir todo el día. 

El señor McCay también actuaba en vaudeville, que era una especie de teatro pequeño donde las personas montaban funciones de canto, de comedia, cualquier arte histriónica. Parecido a un Open Mic de esta época. Vaudeville fue importantísimo para el desarrollo del cine, de ahí surgieron grandes nombres como Buster Keaton, Chaplin, incluso Cantinflas. También valdría la pena escribir un artículo al respecto. 

En fin, después de Little Nemo, Winsor McCay se preguntaba qué más podría hacer con esta nueva técnica. Los personajes ya se movían en frente de todos, ¿Qué tal si ahora reaccionaran? ¿Qué tal si él pudiera  interactuar con un dibujo animado? 

Así que el señor McCay puso manos a la obra, diseñó y dibujó a un personaje, planeó una rutina cómica con él y se decidió a presentar este acto cómico entre dos participantes (él y su dibujo animado) en frente de un escenario en Vaudeville. 

Tardó años en hacerlo, sincronizó los tiempos para que hubiera chistes, para que él pudiera platicar con el personaje en la pantalla: una dinosauria llamada Gertie. Hacían uno que otro chiste juntos, la dinosauria bailaba y reaccionaba a lo que Winsor le decía. En 1914, Winsor McCay interpretó un acto de dos personas, actuando una y dibujando otra. Bueno, además de que seguramente fue extenuante para las pobres, pobres manos del caricaturista  ¿Por qué es relevante este espectáculo? Porque, quizás sin saberlo, McCay había creado el oficio de la animación de personajes. 

La animación de personajes

Quienes no se dedican a la animación, usualmente piensan que con aprender a dibujar al mismo personaje en modelo, una y otra vez, adecuadamente espaciado entre dibujos para entender el movimiento, es suficiente. No tienen idea de los doce principios o de cómo imbuir peso en sus dibujos, nada de eso. Pero por sobre todas las cosas, no saben que un animador – ya sea que dibuje a mano alzada, o que haga stop motion, o que anime marionetas digitales – tiene que saber actuar. 

Cuando Winsor McCay creó una rutina para dos personas – que él interpretaría con ayuda de un dinosaurio animado –  estaba creando  la otra parte, dirigiendo a su co actriz, y además estaba actuando por ella. Gertie baila, se ríe, llora… despliega gran rango de emociones en muy poco tiempo y todo esto, adaptado al cuerpo de un dinosaurio. Poco después, el espectáculo rebasó vaudeville  y se llevó al cine, se construyó una historia alrededor de él para que fuera entendible para las demás personas, y ahora todos podemos disfrutar de esa versión de Gertie, que ha quedado como una obra que fundó todo un oficio. Gertie preparó el terreno para que aparecieran estos personajes animados con personalidades distinguibles y como tal, es un ancestro para Felix el gato, Simba, Cálcifer, Mickey Mouse y muchos otros personajes no humanos, que muestran una personalidad. 

Conclusión

Es importante recordar los esfuerzos de los padres fundadores de cualquier arte. Tener en cuenta los nombres de Winsor McCay, Georges Méliès, Randolph Bray, gente que trabajó con mucho entusiasmo sin que hubiera verdaderamente una industria, que pusieron su disciplina al frente porque su pregunta era qué tanto podían hacer con esta nueva técnica. Considero que estos ejemplos son relevantes hoy en día, pues tenemos nuevas tecnologías, nuevos desarrollos. Es emocionante preguntarse quién será el Méliès de la realidad virtual, o el Chuck Jones, el Walt Disney. 

Hoy en día no importa mucho el lugar donde se encuentre uno, se puede aprender cualquier cosa, y casi diría que se puede producir cualquier cosa. Solo se necesita una idea, y por supuesto,  la disciplina, la fe y la pasión – o será obsesión – para llevarla a cabo. 

Autor:Gustavo Reyes
Instagram: @gustrazo_reyes